La mortalidad en personas con VIH continúa descendiendo

Un nuevo análisis del Estudio de la Cohorte Suiza del VIH ha confirmado que la mortalidad en personas con VIH continúa descendiendo. Los resultados, que fueron publicados en la edición electrónica de la revista HIV Medicine, muestran que la tasa de mortalidad en el año 2010 se situó en alrededor del 1% y la mayoría de muertes fueron por causas no relacionadas con el VIH, algunas de las cuales se asocian con factores de riesgo modificables.

Es bien sabido que la introducción de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) a mediados de la década de 1990 trajo consigo una espectacular reducción de la mortalidad asociada al VIH. Con todo, la tasas de mortalidad continúan siendo más elevadas en personas con VIH que en la población general.

Con el fin de conocer más a fondo las tasas de mortalidad y las causas de muerte en pacientes seropositivos, los investigadores del Estudio de la Cohorte Suiza del VIH llevaron a cabo un análisis que incluyó a todas las personas que habían sido atendidas entre 1988 y 2010 en los centros hospitalarios que participan en dicho estudio.

Un total de 16.134 pacientes fueron incluidos en el análisis, de los cuales 5.023 (31%) fallecieron.

Los investigadores examinaron las causas de muerte en tres periodos de tiempo distintos: la era anterior a la TARGA (pre-TARGA: 1988-1995); la era TARGA (1996-2004); y la era del tratamiento de última generación (2005-2010).

En la era pre-TARGA, un 78% de las muertes se atribuyeron a causas relacionadas con el sida. Esta tasa disminuyó a un 15% en el periodo 2005-2010. Sin embargo, la proporción de muertes no asociadas a sida se incrementó de un 17 a un 71%.

La mortalidad asociada a sida alcanzó su punto álgido en 1992, con una tasa de 11 por 100 persona-años. La proporción cayó vertiginosamente a solo 0,144 muertes por 100 persona-años en 2006. La mortalidad no relacionada con sida también disminuyó: la tasa cayó de 1,74 en 1993 a 0,776 por 100 persona-años en 2003. Por otra parte, se observó un descenso de las muertes atribuibles a causas desconocidas, pasando de un 2,33 en 1994 a un 0,207 por 100 persona-años en 2007.

En 2010, las tasas de muerte asociada a sida, muerte no asociada a sida y muerte por causas desconocidas fueron de un 0,21, 0,86 y 0,26 por 100 persona-años, respectivamente.

A continuación, los investigadores examinaron las características de las personas que fallecieron en la era del tratamiento antirretroviral de última generación (2005-2010). Un total de 459 personas (5%) fallecieron, lo que proporciona una tasa de mortalidad de 1,25 por 100 persona-años. La mediana de edad en el momento de la muerte fue de 47 años; la duración mediana de la infección por VIH desde el diagnóstico fue de 14 años; un 93% de las muertes se produjeron en personas con experiencia en el uso de tratamientos; y el último recuento mediando de CD4 fue de 251 células/mm3. La coinfección por VIH y hepatitis virales fue muy prevalente: cerca de un 45% de los fallecidos estaban coinfectados por el virus de la hepatitis C (VHC) y un 11%, por el virus de la hepatitis B (VHB).

Las causas más frecuentes de muerte fueron cánceres no asociados a sida (19%); muertes por enfermedades definidoras de sida (16%); infecciones no relacionadas con sida (9%); consumo elevado de sustancias (7%); suicidio (6%); e infarto de miocardio (6%).

Entre 2005 y 2009, se detectaron cambios significativos en las características de los pacientes que fallecieron. Se incrementaron la mediana de edad (45 frente a 49 años; p <0,001); la duración de la infección por VIH (13 frente a 16 años; p= 0,002); y el recuento mediano de CD4 (257 frente a 321 células/mm3; p= 0,005); y disminuyó la proporción de pacientes que nunca habían tomado tratamiento antirretroviral (de 13 a 5%; p= 0,005).

Las causas de muerte también cambiaron de forma significativa. La proporción de muertes por sida se redujo de un 23 a un 9%; mientras que el porcentaje de causas de fallecimiento por cánceres no asociados a sida aumentó de un 13 a un 24%.

En el momento de la muerte, un 40% de los fallecidos tenía un recuento de CD4 inferior a 200 células/mm3 y un 20%, superior a 500 células/mm3.

Entre las muertes registradas en personas coinfectadas por VIH y VHC, un 32% fueron debidas a fallo hepático; un 14% se atribuyeron a infecciones no relacionadas con sida; un 14% fueron causadas por el abuso de sustancias; y un 8%, como consecuencia de cánceres no relacionados con el VIH.

En general, el aumento del riesgo de mortalidad se asoció con el uso de drogas inyectables, un recuento más bajo de células CD4; el tabaquismo; la diabetes; un índice de masa corporal bajo; la coinfección activa por VHB o VHC; y la interrupción del tratamiento antirretroviral.

En sus conclusiones, los investigadores señalan que muchas de estas causas de muerte se asociaron a factores de riesgo modificables que requieren un mejor y mayor manejo tanto en la atención primaria como en la especializada.

Solo a un 19% de los fallecidos durante el periodo más reciente se les realizó autopsia. Los investigadores hallaron discrepancias entre las causas de muerte registradas utilizando un sistema de codificación específica para el VIH y las causas que fueron introducidas en los registros nacionales de mortalidad. Por este motivo, los autores subrayan la importancia de establecer de forma apropiada la causa probable de muerte.

Con todo, los investigadores se muestran esperanzados con sus resultados y concluyen: “La mortalidad en personas con VIH que reciben atención sanitaria para su enfermedad está disminuyendo de forma continua y las causas de muerte están cambiando”.

Fuente: gTt-VIH